lunes, 11 de agosto de 2008

Elecciones PSUV: hacia la democracia popular

Julio Valecillo


La historia plena de la sociedad ha sido la historia de la lucha de clases, la historia de la disputa de dominador@s contra dominad@s y viceversa. Hoy, en el marco de la sociedad capitalista, vemos cómo un grupo de privilegiados nos explota y roba nuestra fuerza de trabajo, nos quita nuestras tierras y condena a millones a vivir en la miseria.

Ante esta realidad, la revolución -si es socialista- debe contemplar como uno de sus objetivos fundamentales, la conquista de la verdadera democracia, la democracia de las mayorías, no la caricatura impuesta por la clase dominante a lo largo de la historia.

El pasado 1° de junio se dio otra expresión de la lucha contra la explotación y por la consolidación de una democracia popular. Las fuerzas revolucionarias impulsaron a lo interno del PSUV un proceso interesante de debate, de confrontación de ideas, de definición de tácticas en el marco de una estrategia de clase.

Si algo le debemos a Marx es la guía que dejó a las masas explotadas para comprender que la sociedad no se transforma con solicitudes serviles a la clase explotadora, que la sociedad no se transforma gracias a la mejora económica de la clase explotada, sino que la lucha debe darse con la guía de un programa revolucionario, que permita garantizar el éxito de nuestra clase sobre la burguesía, conquistar todo el poder y así destruir toda presencia del Estado burgués. «No puede haber un fuerte partido socialista sin una teoría revolucionaria que agrupe a todos los socialistas, de la que éstos extraigan todas sus convicciones y la apliquen en sus procedimientos de lucha y métodos de acción». Lenin

Teoría que orientará nuestros pasos y romperá con toda improvisación, que a final de cuentas favorece a las clases dominantes y a esos sectores que coexisten a lo interno de las filas revolucionarias camuflados como revolucionarios.

Para definir una propuesta coherente y sólida que dé continuidad a la revolución, es necesario revisar y reconstruir en conjunto esa guía general; es ahí donde radica la importancia del programa de la revolución y de cómo cada militant@ socialista asume el programa máximo y mínimo, como también la línea política del partido, a favor del pueblo.

Ese pueblo que participa cada día más y necesita contar con nuevas figuras en los espacios de dirección; personas que estén consustanciadas con la realidad que les arropa. Gobernaciones y Alcaldías al servicio del pueblo explotado y no al servicio de las élites. Para ello se requiere dar una lucha frontal contra el oportunismo, el sectarismo y por la opción que garantice los intereses de la mayoría.

Es tarea fundamental de l@s revolucionarios, trabajar de lleno tanto en el PSUV como en todos los espacios organizativos que permitan fortalecer nuestra conciencia de clase, así como garantizar la marcha y consolidación de la revolución y la lucha antiimperialista. Ese trabajo debemos orientarlo día a día hacia las masas de trabajador@s, campesin@s y estudiant@s como expresión de ese pueblo que somos.

«Es necesaria la creación de una firme mentalidad de poder en el seno de las clases populares, una mentalidad patriótica, socialista y progresista». Hugo Chávez.

El pensamiento revolucionario sólo se formará con la participación, con el compromiso, con la guía de l@s que den sus aportes para construir el socialismo, con la definición de nuestros objetivos como clase, con la revolución como prioridad.

Nunca debemos olvidar que ésta es una tarea a largo plazo y que se requiere de la lealtad al pueblo y de la unidad revolucionaria, sin hacer concesiones de ningún tipo, con la promoción de la crítica y la autocrítica como guías fraternas para mejorar a diario. Que sean este noviembre y siempre los intereses revolucionarios los que prevalezcan.

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