lunes, 11 de agosto de 2008

Editorial

Nos encontramos en tiempos de elección, de decisión, de lucha. «Necesario es vencer», frase célebre muy mencionada en esta revolución. El PSUV es una necesidad concretada, necesidad emergida del pueblo sediento de igualdad y de justicia social.

La pasada jornada del 1º de junio quedará en la historia como el día en que millones de revolucionarias y revolucionarios salimos a votar para hacer cumplir los programas elaborados desde las entrañas de nuestro pueblo, por miles de batallones socialistas y organizaciones de base que día a día hacen la revolución, practicando valores de cooperación, solidaridad, respeto; discutiendo los problemas y proponiendo las mejores soluciones; defendiendo este proceso hasta con la vida cada vez que ha sido necesario; entendiendo que la transformación de nuestra sociedad pasa por la democracia popular, participativa y protagónica consagrada en nuestra Constitución.

No votamos por personas, votamos por programas. Votamos por nuestras propuestas reflejadas en esos programas, para atender los problemas de las comunidades donde vivimos, de nuestros municipios y de nuestros estados. Atrás tienen que quedar definitivamente los gobiernos pensados desde las gobernaciones y alcaldías tradicionales, sin participación de nuestra gente, sin el color y sin el sabor de nuestro noble pueblo.

Los batallones socialistas deben involucrarse activamente en la definición de las políticas regionales, como célula fundamental de nuestro partido. Y quienes resultaron electas y electos, deben facilitar ese proceso, abriendo paso también a las numerosas organizaciones de base que han surgido al calor de nuestra revolución y al pueblo todo.

Debemos tener siempre presente que las revoluciones las hacen los pueblos. Los partidos revolucionarios, como vanguardia, debemos orientar de la mejor manera ese proceso, con estudio y dedicación, humildad y compromiso revolucionario, haciendo cada vez más colectivas nuestras decisiones; sobreponiendo los intereses comunes a los intereses particulares; procurando la elevación progresiva de los niveles de conciencia; entendiendo que sólo un pueblo conciente y organizado es capaz de sostener una revolución, de soportar los embates de los enemigos internos y externos, de producir cambios estructurales que supongan la superación del sistema capitalista, para construir progresivamente nuestro socialismo.

Las alcaldías y gobernaciones deben pintarse de pueblo, haciendo analogía con la célebre frase de Ernesto Guevara. Cada política, cada presupuesto, debe partir de los diagnósticos hechos por la misma gente; cada decisión debe estar impregnada de la sabiduría popular.

Apostamos porque l@s candidat@s elect@s viabilicen las necesidades provenientes de los diagnósticos comunitarios emanados de todas las formas de organización revolucionaria, para recuperar los espacios perdidos; que se apeguen a los principios, a la moral, a la ética revolucionaria, capaz de promover cambios en las actuales relaciones de producción; y que, por sobre todas las cosas, con palabras claras y sencillas haga de la practica política un hecho de enseñanza-aprendizaje para así construir la mujer nueva y el hombre nuevo que logren vencer la falsa conciencia cimentada por el capitalismo.

Queremos pequeños bolsillos y grandes esfuerzos para alcanzar la suprema felicidad social.

Que no se olvide que la batalla electoral es con el imperio enemigo y la patética e insistente oposición servil venezolana, por lo que no debe agotarse y desgastarse la militancia; todo lo contrario, debe engrandecerse para pasar de posición defensiva a posición ofensiva, evitando caer en la vanidad del que ya se cree vencedor.

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